Bernat Soria vuelve a la política con un informe que pide nuevos roles para industria y farmacia

La crisis económica ha coincidido, pero no es la única causa, con la crisis del sistema de bienestar. En el nuevo contexto que está apareciendo, todos los agentes del Sistema Nacional de Salud tendrán que cambiar el chip antes de que la «burbuja sanitaria´´ explote. El problema está diagnosticado. Según el «Informe Bernat Soria´´, es quirúrgico y no puede esperar. «Tenemos que actuar ya´´, aseguró el ex ministro de Sanidad. Otro vértice de su trabajo es el Pacto de Estado por la Sanidad que lanzó cuando era ministro, que debería asegurar una herencia sanitaria mejorada y sin hipotecas de cara al futuro.

Hay muchos informes de la industria farmacéutica sobre sí misma. Éste no es uno más, aunque fuera Abbott quien lo promoviera. Por eso, un total de 35 expertos de la distribución, la farmacia, gerencias de hospitales, asociaciones de pacientes y de enfermería, sociedades médicas y Administración pública fueron los agentes directamente consultados sobre la sostenibilidad y la calidad del SNS y el papel de la industria farmacéutica dentro del mismo.

Una cosa sí aclaró Soria. El copago no entra en los planes de la gran mayoría de los colectivos; al menos no en este momento. «Existen dudas de que sea equitativo e incluso efectivo´´, dijo el ex ministro. En su lugar, el informe habla de financiación finalista y de una «gestión más eficiente´´ que incluye a todos los agentes del sistema: a los pacientes, que deben corresponsabilizarse de su salud; a los profesionales, trabajando más con la información sobre el coste-efectividad de los instrumentos diagnósticos y terapéuticos que manejan; y a farmacia e industria, con nuevos y potenciados roles.

Por su preparación, competencia y cercanía a los pacientes, la oficina de farmacia puede convertirse, según el «Informe Soria´´, en «el colaborador más eficaz del SNS´´, especialmente en las etapas de atención primaria. De hecho, la redefinición del rol de las oficinas de farmacia podría ayudar a paliar uno de los grandes déficits del sistema sanitario español: el suspenso en materias de prevención. «Por tanto, las oficinas de farmacia pasan a ser meros dispensadores de medicamentos a agentes del sistema sanitario en la promoción de la salud y prevención de la enfermedad, en colaboración con los profesionales de los centros de salud´´, añadió Soria.

Informar al paciente
Más allá, el documento refuerza la idea de que no será posible acometer ninguna acción efectiva de manera unilateral: el único camino es el de la implicación y el compromiso de todos los agentes. En base a esta máxima se identifican, de hecho, las cuatro áreas de interés en las que la industria farmacéutica puede actuar como motor de cambio en el SNS.

Como tal, el sector reúne todas las cualidades del modelo productivo al que se desea ir. Sin embargo, parte de un gran hándicap: su mala imagen. Por ello, se le insta en primer lugar a aumentar la transparencia, mejorando sus planes de comunicación y vía registros de intereses y memorias de responsabilidad social corporativa que reflejen las partidas destinadas a sus actividades.

En segundo lugar se le insta a participar en la promoción de la formación en la salud y a facilitar proactivamente el acceso a la información sobre sus objetivos y actuaciones. Esto incluye la información que pueda solicitar un paciente que cada vez desea más y mejor información sobre su estado y su tratamiento. El propio informe revela que ésta puede ser «una ecuación sin solución´´, pues actualmente las políticas nacionales y europeas restringen el contacto directo de la industria, en especial con los pacientes. En pleno debate de la directiva sobre información al paciente, el informe lo tiene claro: «En una sociedad madura y donde se les pide a los ciudadanos corresponsabilidad en la gestión de su propia salud debería considerarse la modificación de dichas normas´´.

Alianzas e I+D
En tercer lugar, el futuro inmediato exige que se potencien las alianzas y estrategias en todos los agentes del sistema. Es en este punto donde, a pesar de lo ocurrido en la Subcomisión del Congreso de los Diputados, todos los colectivos creen que el Pacto de Estado continúa siendo una necesidad, como también lo sigue siendo el alejar la sanidad del debate partidista. Según Bernat Soria, precisamente el hecho de que sea la sociedad quien lo esté reclamando es la primera condición sobre la cual recuperar el espíritu del pacto.

Sin embargo, el conjunto de alianzas en lo que toca a la industria iría mucho más allá: incluiría acuerdos a la hora de incorporar el factor coste-efectividad en el objetivo de optimizar los costes en la sanidad; a la hora de diseñar una cartera de productos que responda más a las necesidades de una sociedad que demanda cada vez más medicamentos o a la hora de firmar contratos de riesgo compartido con la Administración.

La I+D+i es el último aspecto para el cual el informe solicita un revulsivo. La industria española se encuentra en este terreno muy bien preparada, pero cuenta entre sus déficits con un peso muy escaso del sector privado. En este contexto se recomienda la alineación de intereses con la Administración y los profesionales; aumentar el esfuerzo en enfermedades crónicas y raras; aumentar la interacción con el sector público, las spin-offs y las empresas biotecnológicas españolas; contribuir a la internacionalización del sector y evitar la proliferación de ensayos clínicos sin interés sanitario.

«El informe no habla sobre eso´´. Fue la escueta respuesta de Bernat Soria a una pregunta formulada desde el auditorio sobre medidas como el catálogo farmacéutico gallego o la subasta de los precios de los medicamentos que tiene en mente la consejera de Salud de Andalucía, María Jesús Montero. Pero el «Informe Soria´´ sí habla de la política farmacéutica y las medidas de ahorro adoptadas por el Gobierno. El documento deja constancia, en primer lugar, de que España es uno de los países europeos que tiene los precios de los medicamentos más bajos: exactamente un 23 por ciento inferior a la media de la UE-25 y más baratos que en países como Estonia, Letonia y Chipre. Por lo general, los agentes sanitarios se mostraron sorprendidos y un tanto escépticos por el bajo precio que los medicamentos tienen en España. Todos estaban de acuerdo, además, en que se hace un uso excesivo del medicamento y que lo que hay que controlar es la demanda. La impresión general fue que, considerando los precios, las medidas de control del gasto sanitario deberían ir enfocadas hacia el uso racional de los medicamentos en vez de hacia un recorte reiterativo de los precios de los mismos como herramienta de protección del SNS. Desde este punto de vista, llama la atención el hecho de que los «decretazo´´ no hayan sido muy bien vistos por las asociaciones de pacientes. Este colectivo, según el informe, «cree que los últimos recortes han sido decisiones tomadas de manera irreflexiva y conllevarán, de seguir así a largo plazo, consecuencias muy negativas para los profesionales de la salud y para los servicios al paciente´´.

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