«Creo que la CE se dará cuenta de que su posición no es la mejor solución»

La presidenta de los farmacéuticos portugueses, Elisabete Mota, insiste en que la salud es un elemento esencial y no debe ser vista como cualquier otra mercancía.

Las exigencias de la Comisión Europea en su afán por liberalizar la farmacia europea han tenido a Portugal como uno de los grandes damnificados. Las presiones de la Comisión provocaron que en mayo de 2007 se modificase la ley, se rompiese el binomio titularidad-propiedad y se permitiese la multipropiedad (un máximo de cuatro farmacias). Pese a estas concesiones, la Comisión abrió en septiembre otro dictamen motivado contra este país por limitar el número de farmacias en propiedad y por impedir que, por ejemplo, mayoristas de la distribución pudiesen ser propietarios. Elisabete Mota, presidenta de la Ordem dos Farmacêuticos portugueses, analiza para EG éstas y otras cuestiones de la actualidad de la farmacia europea.

 

Pregunta. Tras las cesiones de Portugal a la Comisión Europea, ésta ha vuelto a presentar un dictamen motivado contra su modelo de farmacia. ¿Cree que Portugal se plegará de nuevo a las peticiones de la Comisión? 

Respuesta. La Comisión pidió al Gobierno portugués que explicase las razones que llevaron a poner ciertas barreras a la apertura de farmacias, particularmente en relación con la limitación de las cuatro farmacias por propietario y la incapacidad de las empresas vinculadas a la distribución para poder tener farmacias. El Gobierno tendrá que justificar esta decisión ante la Comisión, es su obligación, aunque la Ordem dos Farmacêuticos tiene algo que decir.

La presidenta de los farmacéuticos portugueses, Elisabete Mota, insiste en que la salud es un elemento esencial y no debe ser vista como cualquier otra mercancía.

P. ¿Qué tiene que decir?

R. Nuestra posición es completamente diferente de la que adoptó el Gobierno. Creemos que la propiedad de las farmacias no debería haberse liberalizado, porque sólo de esta forma se pueden ofrecer garantías de independencia técnica y científica de los farmacéuticos, en cuanto a ser un profesional cualificado y capaz de dispensar medicamentos. El farmacéutico se rige por un estricto código ético y deontológico que salvaguarda los derechos de los usuarios y garantiza un ejercicio profesional idóneo. Ahí está la gran diferencia de los que sólo ven a la farmacia como una oportunidad de negocio.

P. No todos piensan lo mismo.

R. No. La Ordem tiene una visión diferente a la del Gobierno, y nuestra posición es compartida por algunas asociaciones del sector. Pero, por otro lado, también existen estructuras ligadas a la gran distribución que han ejercido una presión muy fuerte para lograr la plena liberalización de la propiedad de las farmacias.

P. ¿Qué balance hace de los cambios liberalizadores que se han realizado en la legislación farmacéutica portuguesa?

R. El nuevo régimen jurídico para la farmacia contempla dos grandes cambios: permitir la propiedad no farmacéutica y limitar la propiedad a cuatro farmacias a las personas físicas o jurídicas. La Ordem considera que no existen beneficios para los pacientes sino todo lo contrario. Las presiones económicas y financieras a las que están sujetos los propietarios de farmacias pueden conducir a un aumento de las ventas de productos farmacéuticos, de su consumo por el marketing asociado. Nosotros somos firmes defensores del uso racional de medicamentos y, por eso, consideramos perjudiciales para el paciente y para el propio Estado las iniciativas para aumentar el consumo y las ventas en el canal farmacia, que también aumenta el gasto farmacéutico.

P. La Comisión Europea consideró insuficientes estos pasos liberalizadores. Después del informe de Yves Bot en el ‘caso italiano’, ¿qué cree que pasará?

R. Sabemos y somos conscientes que la tendencia europea es liberalizar el sector. Sin embargo, mantenemos la defensa de un modelo de propiedad de los farmacéuticos.

P. ¿Cree que la Comisión va a seguir insistiendo?

R. Creo que la Comisión se dará cuenta de que su posición no es la mejor solución para el sector. La salud es un elemento esencial y no debe ser vista como cualquier otra mercancía. Por eso, las autoridades deben velar por un reglamento específico, a fin de que la población tenga equidad en el acceso. Si liberalizamos el sector se corre el riesgo de que cientos de farmacias, en su mayoría rurales, cierren porque son menos rentables económicamente. Del mismo modo, sería normal que aquellas farmacias que ofrecen descuentos o se benefician de mejores condiciones de compra rompan el principio fundamental de acceso a la atención para la salud en igualdad de derechos.

P. A la espera de la decisión final del Tribunal de Luxemburgo sobre el ‘caso italiano’, ¿qué impacto puede tener ésta para la Farmacia española y portuguesa?

R. Las decisiones del Tribunal crean jurisprudencia en casos similares por lo que esperamos que el Tribunal adopte la misma decisión en otros casos que afectan a otros Estados miembro. Además, creemos que las autoridades nacionales y europeas deben darse cuenta de las desventajas de adoptar un sistema desregularizado en un sistema que había funcionado bien.

P. Cambiemos de tema. La situación de crisis global como la que atravesamos actualmente, también estará afectando a la Farmacia portuguesa, ¿no?

R. La crisis económica y financiera también está teniendo un impacto global en el sector de la salud. El Estado quiere reducir el gasto farmacéutico y recientemente ordenó una reducción de precios que, en última instancia, alivia ese crecimiento pero crea una gran inestabilidad en los operadores. Entonces, ¿quién se hará cargo de los problemas relacionados con la crisis financiera en el sector? Industria farmacéutica, farmacia y distribuidores.

P. Desde 2005 Portugal permite la venta de medicamentos sin receta (OTC), fuera de las farmacias. ¿Qué impacto ha tenido? ¿Cómo lo valora?

R. Desde la Ordem siempre hemos defendido que se debían respetar ciertas premisas, como que la venta de medicamentos no sujetos a prescripción médica se realice en lugares que realmente mejoren la accesibilidad del paciente, como podría ser en las estaciones de servicio de las autopistas, por ejemplo. Por eso creamos una lista de de medicamentos que podían ser vendidos en estos locales. Sin embargo, el Gobierno optó por permitir la venta de todos los de venta libre fuera de las farmacias, sin considerar una redefinición de los envases y sin la necesidad de la presencia de un farmacéutico. Los medicamentos no son inocuos y deben tomarse con precaución y con el asesoramiento de un profesional cualificado como el farmacéutico.

P. Se esperaba que con esta decisión, los precios de estos productos bajasen. ¿Ha sido así?

R. En la fase inicial sí, pero pasado el tiempo volvieron a subir, siendo su precio incluso superior al que había antes de la liberalización.
La Farmacia portuguesa se puso en pie de guerra tras entrar en vigor del Decreto Ley 307/2007, que aprobó la instalación, apertura y funcionamiento de farmacias de titularidad privada dentro de hospitales públicos del Servicio Nacional de Salud. La presidenta de la Ordem de Farmacêuticos, Elisabete Mota, considera que con esta decisión ‘se distorsiona seriamente la competencia entre las farmacias’. Para ella, este decreto ley significa que ‘estas farmacias acaparen gran parte de las recetas que se prescriben en estos hospitales y con ello se dejen ‘secas’ a las restantes oficinas de farmacia, especialmente aquellas que se encuentran en la periferia’.

Según precisó a EG, una vez que la decisión fue adoptada se expuso el tema a la Autoridad de la Competencia portuguesa que, sin embargo, ‘no encontró en ello ninguna distorsión a las normas generales de la competencia’. Por ese motivo, se acudió al Defensor del Pueblo, Henrique Nascimento Rodrigues, al estimar que se trataba de una legislación que vulneraba la Constitución portuguesa. ‘Recientemente presentamos junto a la Comisión Europea una denuncia contra el Estado por las mismas razones’, señala Mota.

‘Esperamos la respuesta de las autoridades europeas, pero creemos que los argumentos son válidos porque afecta gravemente el sector farmacéutico en nuestro país, ya que acabaría con el modelo de farmacia de proximidad’, concluye.

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