La botica, ausente del debate para renovar los parlamentos regionales

En las propuestas electorales sobre sanidad para los comicios del 22 de mayo, el recorte de gastos es el principal protagonista, pero la farmacia, que los sufre, apenas aparece mencionada en los programas.

Trece autonomías celebran elecciones el 22 de mayo para renovar sus parlamentos y constituir nuevos gobiernos. A pesar de que los gastos en sanidad y servicios sociales suponen la parte más importante de los presupuestos autonómicos y de que las regiones son celosas defensoras de sus competencias en materia de ordenación farmacéutica, la farmacia en general, y más concretamente la botica, está ausente de los programas electorales.

Sí se hacen referencias, sin embargo, a la necesidad de recortar el gasto en medicamentos, sin precisar más allá del impulso del consumo de genéricos, y, en los casos de Canarias y Murcia, el PP reclama prestar más atención a la situación de las farmacias y en defensa del modelo en el primer caso, y los socialistas piden un pacto regional de partidos y profesionales para contener el gasto farmacéutico en el segundo. Hay que recordar que Murcia ha sido una de las regiones con mayores problemas para poner al día en la factura farmacéutica, junto con Cataluña que ha celebrado ya sus elecciones.

La palabra farmacia ni aparece en la mayoría de los programas, algunos pendientes de retoques, y en algunos sólo figura en referencia a la necesidad de consenso con los profesionales para reducir el gasto en medicamentos o en relación con el desarrollo de la implantación de la receta electrónica.

ESCONDER LOS PROBLEMAS
En general, aunque los dos grandes partidos hacen afirmaciones generales sobre la cohesión, a la vez hurtan el debate sobre las iniciativas autonómicas que han resultado más polémicas. Así, el PP ignora el conflicto planteado por el catálogo gallego planteado por el Gobierno de su partido, mientras reclama para toda España una tarjeta sanitaria única para superar las desigualdades de los sistemas sanitarios regionales y los problemas de la receta electrónica; y el PSOE subraya la ausencia de problemas importantes entre regiones y la Administración central, mientras desde el Ministerio de Sanidad se advierte a las autonomías que no se excedan en sus competencias, en referencia no sólo a Galicia sino también a Andalucía y su propuesta de sacar a subasta pública los medicamentos de atención primaria.

Por ejemplo, el PP de Aragón, en sus líneas generales sobre la gestión que aspira a llevar a Sanidad si gana las elecciones, invita a la reflexión sobre «un curioso proceso que parece tender a que cada autonomía tenga su propio modelo asistencial y de seguir así llevaría a la existencia de 17 proyectos asistenciales diferentes´´.

DEBATE SOBRE LA EFICIENCIA
Pero el debate de fondo es la eficiencia en el gasto, que todos prometen reducir sin afectar a las prestaciones pero que cada uno entiende de una manera diferente incluso dentro de un mismo partido político. Así, mientras en Madrid los socialistas creen que hay que frenar «la ola de privatización´´, el PSOE extremeño señala la importancia de colaborar con la sanidad privada para mejorar la eficiencia en el gasto. En este sentido parece haber más coherencia en el discurso del PP si exceptuamos el conflicto que plantea el catálogo gallego (ver página 9). Pero, aparte de coincidir en que hace falta un replanteamiento de los criterios de eficiencia en todo el SNS, en lo que por cierto coinciden con los socialistas de Baleares, tampoco proponen los nuevos criterios que han de presidir esa revisión. En todo caso, insisten en poner como modelos la sanidad valenciana y la madrileña.

Este va a ser el terreno de mayor confrontación. Cómo gastar menos y dar sostenibilidad al SNS sin reducir prestaciones.

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