Los hospitales asumen el suministro de fármacos de las residencias de mayores en Castilla y León

Las personas ancianas consumen muchos medicamentos que responden a múltiples patologías, sufren además por ello más efectos adversos y también es muy frecuente en esta población que tomen medicamentos inapropiados o durante mayor tiempo del prescrito o deseado. Las residencias públicas de mayores de 65 años, obviamente, controlan por receta médica el tratamiento de sus inquilinos; pero, hasta hace poco y dado que pueden tener en torno a las 200 ó 300 plazas cada centro geriátrico, el control y seguimiento de los tratamientos no podía ser tan exhaustivo como con el nuevo sistema implantado ya en doce residencias de la Junta de ocho provincias y a punto está de aplicarse en Salamanca, la última pendiente.

Sacyl ha desarrollado desde el 2008 y, sobre todo, durante el año pasado, un programa de atención farmacéutica en los centros públicos de la Administración autonómica que consiste en vincularlos a las farmacias de su hospital de referencia, según la zona de salud a la que pertenezca la residencia de mayores. Supone esto que los hospitales de Sacyl asumen el suministro y la distribución farmacéutica para atender a 2.286 pacientes ya en la actualidad, y aumentarán este número con la incorporación futura de residencias con plazas concertadas y dependientes de otras instituciones públicas, como la Diputación de Valladolid, con la que se mantienen conversaciones para llevar este método al centro Cardenal Marcelo. Los depósitos farmacéuticos creados a tal efecto cuentan con un facultativo que vigila específicamente los tratamientos de los residentes.

El director de Asistencia Sanitaria de Sacyl, José María Pino, explica que dos son los objetivos de la nueva atención farmacéutica en estos centros geriátricos: «En primer lugar, mejorar la prestación, la calidad de este servicio» y, además, «logramos un ahorro, o más bien un freno del gasto farmacéutico, que el año pasado supuso 1.512.813 euros menos».

Destaca el responsable sanitario que «el programa minimiza los riesgos asociados al uso de medicamentos y previene consumos inadecuados porque, aunque a ellos se les da su pastillero con la medicación que deben tomar, cometen errores; con esta atención se detectan fácilmente las interacciones entre fármacos», añade el doctor Pino. Y es que los mayores toman a veces hasta diez pastillas al día y el seguimiento de un farmacéutico mejora su atención y reduce efectos no deseados. Un estudio del Servicio de Medicina Interna del Hospital Puerta del Hierro de Madrid indica una media de 5,3 medicamentos por persona y día y detecta que el 52,5% de los mayores de 65 años consumen un fármaco inapropiado. Otro trabajo de la Comunidad de Madrid, y que se concreta en los ancianos ingresados en residencias, concluye que utilizan más fármacos inadecuados y generan un gasto en dichos medicamentos superior a los mayores que reciben tratamientos ambulatorios.

Adquisición

En cuanto al ahorro, esta contención del gasto proviene de evitar la compra de los fármacos para residentes como un usuario más. Las residencias compraban directamente la medicación de sus pacientes a las oficinas de farmacia del barrio donde estaban instaladas, de una forma rotatoria. De esta manera, los medicamentos se obtenían a través de receta con un coste para la sanidad pública, al ser pensionistas los pacientes, del precio de venta al público, financiado al 100% por Sacyl. Tras las transferencias sanitarias, en el 2002, la Consejería de Sanidad decidió poner en marcha como experiencia piloto en Valladolid la distribución directa desde los hospitales. Entonces se implantó en las dos que la Junta tiene en esta ciudad, la de Parquesol y la de La Rubia,. Y los resultados fueron buenos tanto de ahorro, del 50%, como de mejora de la prestación. Después, el programa se paró durante años hasta que, en el 2008, volvió a retomarse y extenderse a toda la región, lo que incrementó el ahorro de aquellos 198.375 euros al año a más de millón y medio en la actualidad.

Ahora son doce las residencias incorporadas al programa. Además de las dos citadas de Valladolid, con 300, residentes la de La Rubia, y 164, la de Parquesol, Burgos ya ha aplicado la distribución desde hospitales en la de las Cortes, que tiene 181 plazas, y en la de Francisco Hurtado de Mendoza y Doña María Mardones, de Miranda, con 197. León tiene dentro del programa su centro de Armunia, de 159 mayores; Palencia participa con 250 ancianos de la residencia Puente de Hierro, y Segovia en las dos, la asistida, de 300 ancianos, y la mixta con, 184. Soria también se suma al plan con Los Royales, que supone 164 plazas, y Zamora ya ha incorporado al programa a 174 residentes de Los Tres Árboles y está autorizada la de Benavente, que tiene 178, pero no entra en el cómputo del año pasado. La residencia San Juan de Sahagún, en Salamanca, es la que todavía está pendiente de incorporarse a este tipo de atención farmacéutica; pero lo hará en breve.

Doce depósitos

Son, por lo tanto, doce depósitos autorizados con nueve farmacéuticos responsables contratados.

El ahorro logrado el pasado ejercicio ha sido, por lo tanto, del 48,29% respecto a lo que hubiera supuesto comprar los medicamentos directamente en la farmacia. Según los datos de la Consejería de Sanidad, el precio de venta al público en medicinas hubiera sido de 2.824.204 y se redujo a 1.371.636. La nutrición parenteral hubiera alcanzado los 212.448 euros y tan sólo se pagaron 167.815; los productos sanitarios sumaban 81.228 y se quedaron en 73.208 y las terapias con suero tenían un coste en oficina de 14.673 euros y Sacyl sólo abonó 7.081 euros, el mayor freno del gasto junto a los fármacos de todo el total que hubiera sumado 3.132.553 y sólo alcanzó 1.619.740 euros.

La adscripción al Servicio de Farmacia de un hospital ha eliminado los márgenes correspondientes a la oficina de farmacia y, en su caso, los del almacén farmacéutico de distribución, además de obtener los descuentos adicionales de los laboratorios como consecuencia de la gestión de la farmacia. Cada hospital compra directamente a laboratorios o distribuidores.

Castilla y León tiene un 23% de mayores de 65 años en su población general y un número importante de ellos están en instituciones, por lo que «es interesante poder extender a los centros, porque es imposible hacer llegar esto a cada paciente sin un sistema de distribución, incluso a residencias privadas en el futuro a largo plazo», destaca Pino. «La mayor dificultad es que algunas residencias privadas son pequeñas y sólo tienen médico por horas, incorporarlo a los concertadas será más fácil», añade.

Temas > Actualidad, Sector farmacéutico


TAMBIÉN LE PUEDEN INTERESAR ESTAS OTRAS NOTICIAS Y ARTÍCULOS